¡Tu mascota se parece tanto a vos! ¡Si hasta fuma!
O mejor, es una fumadora pasiva. Enterate cómo el tabaco afecta a tu amiguito de cuatro patas, o alado, y sabé que nada como un hogar 100% libre de humo para cuidar la salud de tu compañero de buenos y malos momentos: tu mascota.
Es una realidad que pocos conocen. A pesar de que casi todos sabemos que las mascotas se parecen a sus dueños, la mayoría de los humanos ignora que el fumar tabaco delante de perros, gatos, canarios y demás animales domésticos puede causar, al igual que en las personas no fumadoras, serios trastornos de salud provocados por la inhalación de humo de tabaco ajeno.
Serios estudios así lo prueban. Entre ellos, los que dio a conocer, en el exterior de nuestro país, Carolyn MacAllister, de la Universidad Estatal de Oklahoma, como también un grupo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Tuft, en Estados Unidos, y Alexandra Gavazza, de la Universidad de Pisa, y en Argentina el médico veterinario Martín Soberano, especialista en radioterapia veterinaria y en oncología humana.
Los datos que nos acercan estas investigaciones son altamente preocupantes para todos aquellos que aman a sus mascotas y a los animales domésticos en general, porque las enfermedades que en ellos causa el no habitar en un espacio 100% libre de humo de tabaco ocasionan, en muchos casos, la muerte de los mimados de la casa.
De la Universidad de Tuft sale la noticia alarmante que nos dice que los gatos que son convertidos en fumadores pasivos por sus dueños tienen un riesgo cinco veces mayor que lo habitual de padecer cáncer.
Además, los felinos son, por sus hábitos de higiene, seres muy expuestos a contraer enfermedades en ambientes que no sean 100% libres de humo de tabaco. Los gatitos lamen constantemente su pelaje para cuidar su limpieza, y eso hace que la mucosa de sus bocas esté en reiterado contacto con los carcinógenos del humo que, luego de flotar en el aire, se depositan en el pelo del animal. Además, como añade Carolyn MacAllister, exponen las membranas mucosas del hocico también.
Otra enfermedad que duplica las posibilidades de manifestarse en los gatitos “fumadores”, o mejor dicho, en los gatitos que conviven con dueños fumadores, es el linfoma maligno.
El linfoma es un cáncer que ataca los nódulos linfáticos y tiene un desenlace catastrófico en la mayoría de los casos, llegando a matar en solo un año al 75% de los animales que lo sufren.
Frente a este tema, Martín Soberano destaca que hasta hace muy poco se consideraba que un gato con linfoma era un caso desesperado, y se procedía a sacrificarlo. Hoy se ha avanzado en las investigaciones y se sabe que hay linfomas de distintos grados, altos y bajos. Y, en este caso, un tratamiento oncológico comenzado a tiempo tiene muchas probabilidades de éxito.
Pasando al otro gran grupo “mascotero”, el integrado por los perros, los resultados en estudios realizados en caninos no son más alentadores.
Si bien tanto perros como gatos sufren de cáncer y, como vimos, esto se incrementa si los animalitos cohabitan con fumadores que comparten el humo del cigarrillo con ellos, las estadísticas dicen que los hombres y los perros tienen una tasa muy similar en cuanto a la incidencia de esta enfermedad.
Los perritos que no viven en espacios 100% libres de humo de tabaco tienen mayor probabilidad de desarrollar cáncer en la zona nasal, sobre todo si pertenecen a razas que tienen el hocico largo, porque así la nariz del perro presenta una superficie mayor en la que se van acumulando los carcinógenos a los que sus dueños los exponen. Cuando el perro contrae esta enfermedad, rara vez vive más de un año.
¿Pero qué pasa si el perro tiene su nariz más pequeña? ¿Tiene menos riesgos?
No. En ese caso, está en mayor posibilidad de generar un cáncer de pulmón, porque su nariz tiene los conductos muy cortos, y de este modo no pueden retener y acumular los carcinógenos del humo del tabaco, que entonces, más rápidamente, llegarán a los pulmones del perrito.
Si bien, como apunta el doctor Carlos Lightowler, quien fue jefe de la unidad de cardiología del hospital escuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires, no es lo más habitual que los perros tengan tumores pulmonares primarios, sí se puede comprobar que los canes que viven en departamentos alfombrados con moquete y cuyos propietarios son fumadores, desarrollan con mucha frecuencia la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que también padecen los seres humanos.
Además, Lightowler aporta otro dato: cuanto menor es el tamaño del perro, más serán afectados por el humo del tabaco. Porque al estar más cercanos al suelo, más expuestos están la humo. Ellos tienen muchas veces tos y disnea, rinitis aguda (inflamación de la vía respiratoria que provoca moquillo) problemas bronquiales y hasta enfisema pulmonar.
Cuando un perro en consultorio presenta estos síntomas, el veterinario debería preguntar al dueño del mismo si es fumador. En caso de que así sea, entonces el veterinario sabrá que está tratando a un perrito fumador pasivo.
Y ni las aves se salvan del humo del tabaco. Porque el sistema respiratorio de los pájaros es muy sensible, por lo que el efecto más terrible en un ave, fumadora pasiva involuntaria, es el cáncer de pulmón. Pero también en los pájaros el humo del tabaco provoca otras enfermedades, como trastornos oculares, en la piel, problemas cardíacos y de fertilidad.
En los loros, por ejemplo, es muy frecuente ver cómo la exposición al humo de tabaco ajeno causa problemas en la piel de estas aves.
Además, ellas están en peores condiciones que los perros y los gatos, porque, en el caso de ser aves enjauladas, tienen un espacio excesivamente reducido para desplazarse, por lo que están aún más indefensos ante el humo de tabaco de sus dueños.
Si bien el cáncer es una enfermedad que se puede tratar, y que tanto en hombres como en mascotas, descubierto a tiempo puede ser contrarrestado por el adecuado tratamiento médico, entre las mascotas mayores de diez años, el 50% de las muertes es a causa de esta enfermedad.
Por eso, si querés y te preocupás por tu mascota, te recomendamos que siempre realices un chequeo de rutina con tu veterinario de confianza. Pero sabé que para tener una mascota más protegida, lo mejor sería que el hogar que le brindás sea un espacio libre de humo de tabaco.
Porque si bien es cierto que toda mascota se parece a su dueño, seguramente no te gustará saber que; al fumar, estás obligando a tu perro, a tu gato o a tu canario a convertirse en un fumador pasivo, inocente de tu adicción, y que no te puede decir, amablemente: “Por favor, ¿apagarías tu cigarrillo? Porque el humo me hace mal. ¡Gracias!”.
