Cuando la virtualidad habla más que la experiencia
Sus rostros con marcas de vivencias, sus silencios de sabiduría, sus cuerpos débiles, sus mentes diligentes. Quizás, sean los que más padezcan la existencia de la tecnología y la ausencia de la presencia social.
Detrás de sus ojos, se puede observar la historia. El paso del tiempo no solo dejó momentos fugaces, sino también situaciones que contar, circunstancias que revivir una y otra vez en sus mentes y transmitirla a sus hijos y a sus nietos.
Lo cierto, es que nuestros queridos ancianos se encuentran en una época en la cual buscan la constante adaptación a los medios de comunicación, quizás, como una forma de aproximación a sus seres más cercanos. ¿Sufren realmente la presencia de la tecnología? En momentos de pandemia, vemos como nuestros queridos adultos mayores utilizan la misma como un vínculo para sentirse más próximos a sus allegados. En diversas circunstancias, la tecnología resulta ser una molestia, la cual aleja a los seres amados de la comunicación rostro a rostro y del deseo de un diálogo permanente.
En otros tiempos, se buscaba información en el adulto mayor, era el más sabio, el que mayor experiencia tenia, transitando la vida con sus diversos golpes bajos. Hoy por hoy, cualquier duda que tengamos la transmitimos en un buscador virtual, quizás dejando de lado la importancia del testimonio de un abuelo, o del señor que se aproxima a la calle a buscar conversación queriendo salir de la soledad. ¿La soledad agobia en la madurez? ¿La madurez se vuelve solitaria por culpa de la tecnología? Después de transitar el largo camino de la vida, de vivir momentos únicos con amigos, familia, conocidos.
La persona mayor no solo tiene experiencia, sino también pérdidas de almas apreciadas a lo largo del camino. Tal vez, esa soledad no sea simplemente el sentirse solo, sino también la ausencia de aquel que amó o formó parte de su historia. Y allí es donde el anciano busca, quizás, una presencia la cual llene esos vacíos que alguna vez una persona dejó. Muchas veces, esa presencia se ve afectada por los celulares, las computadoras, quienes de alguna manera se encuentran interviniendo en la interacción sin tiempo. Ya no nos centramos en el presente, sino que nuestra mente se encuentra en otra realidad sin escuchar las sabias palabras que el adulto mayor puede transmitirnos.
Más allá de la particularidad que atraviesen nuestros adultos mayores, debemos entender que sus problemas o inquietudes no son menos importantes.
Muchas veces, no les brindamos la valoración o la importancia que merecen, quizás porque su vida ya fue vivida y nos centramos en vivir nuestro tiempo. Está claro que esto no está mal, sino que, se debe prestar un oído y aprender de aquellas historias que formaron el mundo de dichas personas, y que de alguna forma, va en paralelo con nuestra historia.
La tecnología suele robarse todas las miradas, la inteligencia artificial superó cualquier importancia humana, pero aun así, está en nosotros no apartar la vista de aquel adulto que supo enfrentar la vida y nos puede transmitir mucho más de lo que creemos. ¿Suele ser más factible googlear sobre la segunda guerra mundial que escuchar a un anciano contar su vivencia sobre la misma? Está claro que la tecnología nos presenta datos concisos que nos sirven para enriquecer nuestro conocimiento. Pero, escuchar una y otra vez aquellas palabras de recuerdos de una familia, buscando escapar del hambre, de la muerte, inmigrando hacia un lugar desconocido; vivencias que permanecen en la interacción de generación en generación. Para ello, no hay tecnología que iguale las sabias palabras de la experiencia de un adulto mayor, muchas veces no valorada. Quizás, no nos estemos dando cuenta de la importancia del contacto, de la palabra, de aquel ser humano finito. Ya que, nuestros ojos se pierden en una pantalla, en un contacto irreal que jamás podrá superar el oír aquellas historias repetidas de una época que jamás volverá.
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