Luego de declarar la independencia, la mejor forma de gobierno es tener una monarquía
En este texto no habrá primicias, sólo se hará un repaso de sucesos que nos llevaron a declarar nuestra Independencia.
A principios de 1814, el Segundo Triunvirato convoca una asamblea para instalar un gobierno unipersonal. Este proyecto es aprobado y aparece la figura del Director Supremo.
En ese mismo año, Fernando VII había sido liberado luego de las derrotas Napoleónicas y recupera el trono. La situación política en América había cambiado con la creación de las Primeras Juntas de Gobierno y el desgaste en los últimos años de los Virreinatos había sido muy marcado. A pesar de este panorama en contra, Fernando VII decide reforzar el avance realista y recuperar poder sobre las colonias.
En las Provincias del Sud era constante la amenaza del ejército español cruzando desde chile a Salta y Jujuy. Era necesario y urgente para las Provincias organizarse políticamente, pero las diferencias eran demasiadas.
En 1815 el Director supremo Carlos María de Alvear intenta proponer su gobierno centralista. Eso genera una rápida reacción del entonces Gobernador de Cuyo, San Martín, quien soñaba con un proyecto federal y con el proyecto “Patria Grande y Federal” en toda América y por eso decide derrocarlo. Alvear duró tres meses como Director, y a los 15 días de asumir, a través de su secretario Manuel García, envía una carta al embajador de Gran Bretaña pidiendo que la corona nos reciba como colonia. Este comunicado llega a manos de Belgrano, quien se encontraba por suelo inglés en tareas diplomáticas, y frustra la misión.
Apurad, que allí os espero si queréis venir
Luego de la caída de Alvear, el Cabildo de Buenos Aires nombra como Director Supremo a José Rondeau, quien no pudo asumir debido a encontrarse frente al mando del Ejército del Norte. En su lugar asume, de forma interina, Álvarez Thomas quien en marzo de 1816 convoca un nuevo Congreso en la ciudad de Tucumán. Las discusiones sobre qué tipo de gobierno tendríamos, retrasaron la declaración de la Independencia.
Manuel Belgrano llega a Tucumán el 6 de Julio y ese día expone el “El plan del Inca”. Este consistía en establecer una monarquía parlamentaria como forma de gobierno, y elegir un rey, pero no cualquiera, sino un representante de la Casa de los Incas, despojados del trono hacía 300 años y para ello tenía un candidato: Juan Bautista Tupac Amaru, hermano del conocido José Gabriel Tupac Amaru.
Este plan de tener una monarquía tenía una lógica. En Europa se veía un fortalecimiento de los absolutismos y en cambio las ideas liberales se veían en retroceso. Todo este Plan del Inca tuvo el total apoyo de San Martín y Güemes. Pero no así en los representantes de Buenos Aires. Treinta años más tarde, Tomás Manuel de Anchorena, diputado por Buenos Aires en esa histórica sesión comenta en una carta a Rosas, que se quedaron atónitos por lo ridículo y extravagante de la idea. Por otro lado, les parecía buena la idea una monarquía, pero no así “un monarca de la casta de los chocolates”.

9 de Julio de 1816
Este día se comienza a tratar el «Proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia del país». Es aquí cuando suenan las míticas palabras llenas de ilusión «¿queréis que las provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los Reyes de España y su metrópoli?» y todos los congresales respondieron al unísono ¡Si queremos! Y pasaron a firmar uno a uno el Acta de independencia
Solemnemente a la faz de la tierra, que es voluntad unánime e indubitable de estas provincias romper los vínculos que las ligaban a los Reyes de España, recuperar los derechos que le fueran despojadas e investirse del alto carácter de nación independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y su metrópoli.
Como cuento suena lindo, de un momento para otro ya éramos libres pero, (siempre hay un pero) más allá de las reuniones públicas, había reuniones secretas entre esos congresales, los cuales querían entregar estas provincias libres de España a Portugal e Inglaterra. Ante esto, 10 días después, el 19 de julio San Martín propone agregar luego de “sus sucesores y su metrópoli”, “de toda dominación extranjera”.
Para mostrar una imagen buena ante los poderosos de Europa, la declaración iba acompañada con un documento. “Fin de la revolución, principio del orden”.

































