Todos vivimos ese momento. Tenemos que hacer un obsequio y no tenemos idea de qué podríamos comprar. Además del problema económico del costo, muchas veces es más difícil encontrar el regalo correcto que conseguir un buen precio.
El regalo puede ser algo complicado, aunque no lo imaginamos. Puede traernos problemas, porque sin quererlo estamos dando el mensaje equivocado. Si es de persona a persona, el asunto puede tal vez resolverse sin mayor inconveniente. Si es de empresa a empresa, o de Estado a Estado, la complicación, además de incómoda, puede ser peligrosa.
Señalo un caso real. El Estado de un país (no diré cuál) recibió a un grupo de empresarios de Japón, que en visita se disponían a evaluar las condiciones económicas para decidir si iban a invertir en ese país, o no.
Con el objetivo de «seducirlos», se los invitó a una comida, y se decidió que el momento de sentarse a la mesa era el ideal para obsequiar a los japoneses con un lindo presente.
Intentando demostrar conocimiento sobre la cultura japonesa, pensaron en envolver el regalo con una tela. La técnica, llamada #Furoshiki, más que técnica es un arte, y la idea de aplicarla en la ocasión era buena.
El regalo elegido fue una cuchilla de plata nacional, un objeto artesanal.
El problema surgió por la combinación del color de la tela que envolvió al cuchillo, que además, de por sí, ya tenía una connotación trágica.
La tela era blanca. Y si bien el blanco es considero el color de los dioses, símbolo de pureza espiritual y física, en el budismo, el blanco se usaba en los funerales, porque también significa muerte.
Cuchillo y muerte como regalo a representantes de un pueblo que tiene la #Tradición del #SuicidioRitual como el #Harakiri, claramente, no fue una buena elección.
La anécdota nos sirve para comprender la importancia del #Ceremonial en los actos sociales, y para recordar que dar un regalo es dar un mensaje. ¿Qué comunicamos cuando regalamos?
Saliendo del área de los regalos protocolares, vamos a lo cotidiano.
Si la ocasión es un cumpleaños, incluso de nuestros afectos más cercanos, el modo mejor de evitar un error es no regalar algo muy personal. También, si es posible, lo ideal es dar la oportunidad al homenajeado de elegir su propio regalo.
En caso de que te inviten a una comida o una cena, no lleves vinos ni postres como obsequio. ¿Por qué? Porque puede suceder que el vino que regalás sea de mejor calidad que el que ofrece el anfitrión, y eso generará incomodidad. Se verá obligado también a servir el que llevaste, y la comparación será inevitable. Lo mismo sucede si el vino que vos regalás es de calidad inferior a la que ofrece el anfitrión.
Respecto a los postres, salvo que sea un acuerdo entre anfitrión e invitado, puede que lo que lleves de regalo no tenga nada que ver con lo que se ofreció en el menú, tanto por gustos como por valor del postre. La incomodidad será la misma que explicamos cuando hablamos del vino.
Los bombones son una buena opción para regalar si estamos invitados a comer o a cenar. Pero la recomendación es que lleguen en un paquete sencillo, o en una lata. Evitar los grandes moños y «firuletes» en el envoltorio asegurará que los bombones se vean más elegantes por la sobriedad.
Si sos el anfitrión, y los recibís como regalo, al momento de acompañar el café podés compartir los bombones que te regalaron. Si recibiste varias cajas, ofrecé primero los de mejor calidad. Si se terminan, continuá con los demás. (No quedarías muy bien ante quien te regaló los más caros si te los guardás para consumirlos, en soledad, solo vos).
Si la invitación a comer se dio en el más alto nivel social, lo mejor es no llevar nada, porque no se estila hacerlo. Pero si no queremos llegar con las manos vacías, podemos llevar un elegante bouquet floral, y nada más.
Te doy un dato, que tal vez no tengas: regalar flores por docena está mal. ¿Intuís la razón? Por docena, la venta, es más barata, al igual que por media. Lo ideal es regalar flores en número impar.
Incluso hay una simbología religiosa en regalar flores así.
Tres flores hacen referencia a la Santa Trinidad.
Siete, marca la mitad del Vía Crucis.
Once, recordando a los discípulos fieles a Cristo.
Si vas a obsequiar flores, conocer el #LenguajeFloral puede ser de mucha utilidad. Lo mismo que conocer la #Simbología del #Color.
Cuando el homenajeado es un hombre, llevale las flores en un simple y sobrio florero. Recomendamos, para un hombre, obsequiar claveles.
¿Tenés un sacerdote católico amigo y no sabés qué regalarle? Crisantemos blancos y amarillos. Regalo agradable, original y sencillo.
Salvo que la ocasión sea una inauguración, de una empresa, un local, un hotel, no se recomienda regalar plantas. La razón es simple y clara. ¿Cómo sabemos que la planta que regalamos será del agrado del dueño de la oficina o de la casa?
Contrariamente a lo que podemos pensar, no está bien regalar mucho cuando mucho dinero tenemos. ¿Por qué? Porque el regalo debe darse en planos de igualdad.
Si una persona muy solvente en lo económico hace un regalo muy caro a alguien de menor nivel social, ese obsequio puede generar en quien lo recibe una incómoda sensación de inferioridad, con el inconveniente de que siempre estará en deuda con quien lo obsequia, dado que él no podrá devolver la gentileza con la misma calidad.
Por eso, antes de regalar, pensá muy bien cómo se puede sentir la persona que lo va a recibir.
Si el que cumple años sos vos, y recibís muchos regalos a la vez de personas que pertenecen a diferentes niveles sociales, abrí los obsequios en privado.
Los regalos se agradecen siempre por separado. Si son por una boda, lo protocolar es que, en el plazo de no más de cuarenta días, la pareja envíe un mensaje de agradecimiento por el obsequio recibido.
¿Tarjetas en los regalos? El #Protocolo dice que sólo es pertinente si el regalo va de persona a persona. Pero claro, eso lo vas a decidir vos, que sabe mejor que yo el vínculo que tenés con quien vas a celebrar.
Como ves, el dilema de regalar es mucho más complejo de lo que al comienzo de esta nota podías pensar. ¡Pero a no desesperar! Preguntate, como dije ya, «¿Qué estoy comunicando con este regalo?». Ponete en el lugar del otro y pensá cómo lo puede interpretar, cómo se puede sentir con lo que le vas a regalar.
Creeme. Ese es el mejor obsequio que podés hacer.