A lo largo de los últimos años, los videojuegos se volvieron un icono cultural hasta llenar estadios para ver a dos equipos jugar en sus computadoras.
¿Pero cómo llegamos a esto? Los juegos digitales han estado desde el minuto uno de las creaciones de las computadoras. A pesar de que muchos piensan que estas herramientas eran para mejorar las condiciones de trabajo, a la hora de su creación fueron una forma de distracción.
Los primeros juegos eran pequeños puntos de colores que darían forma a diferentes personajes y lugares, proponiendo al jugador dos o más opciones. Este tipo de videojuego se conocería como “Aventura Gráfica”.
Pero muchas empresas a la hora de ver estos juegos, que podrían llegar a distraer a sus trabajadores, optaron por un nuevo sistema que limitaba el uso de distintas aplicaciones. Esta compañía se haría llamar Apple.
Mientras esta empresa llegaba a la gente con un formato único, Microsoft Windows analizaba la creatividad de la gente como el punto de búsqueda para mejorar el entretenimiento.
En 1989, una marca emergente de Japón, llamada Nintendo decide proponer una consola creada íntegramente para jugar. No sólo con un marcado avance tecnológico, sino que llegó a dar color y figuras más claras que las computadoras de la época. Pero algo característico de esta compañía fue que creó personajes que quedaron en el recuerdo de cada niño que ha probado su GameBoy compacta. Con un pequeño fontanero llamado Mario Bros, empezaríamos a entrar en el inicio de los videojuegos como los conocemos hasta ahora.
La GameBoy de Nintendo propuso un formato nuevo: llevar la consola a todas las partes del mundo. En esa época Nintendo empezó a notar que tanto las consolas para jugar, ya sea en casa o en la calle, generó un alcance que no había sucedido desde las primeras máquinas arcades.
Cabe aclarar que las competencias eran un simple hobby. No se llegaba a mover la cantidad de gente que mueve hoy, ni se podía ver como un trabajo. Para llegar a eso se debía crear internet, pero claro esta red inalámbrica fue se inició en 1983, pero fue en el 2008 donde benefició al gaming.
Para que los nuevos jugadores supieran sobre los nuevos juegos, cómo pasar un nivel o cómo mejorar en sus juegos favoritos debían revisar revistas especializadas, que dejaban un número de teléfono respondido por jugadores especializados quienes ayudaban a pasar los niveles. A medida que transcurría el tiempo, las revistas iban cerrando, y los juegos se hacían tan complicados que era imposible explicarlos en una llamada. Finalmente, en el 2008 llegó YouTube.
En esta red social, los creadores de contenido que se autodenominarían “youtubers”, mostraban sus partidas para compartirlas con la gente, en algunos casos dando consejos, creando retos en otros, simplemente mostraban a un chico pasando tiempo con su consola, jugando y divirtiéndose.
La plataforma se viralizó en el 2011 y muchos creadores empezaron a vivir de los videos que subían. Las compañías de videojuegos comenzaron a entender la cantidad de gente que movían, volviendo a generar eventos, pero esta vez en directo para todo el mundo y con un público gigante.
Los videojuegos empezaron a ser el sueño de muchos, ya sea como jugador profesional, como creador de contenido, con el nacimiento de una carrera profesional para crear estos juegos. Incluso se llegó a usar actores para la creación de los juegos.
El mundo del gaming esta más fuerte que nunca. Hace pocos años empezaron los Games Awards, premios dedicados a este mundo. Los contenidos de esta industria llegaron con ideas nuevas como usar comics, películas o libros para ir trayendo nuevos productos.
Aunque algunos veamos todo esto como algo lejano, pensemos que, como cualquier producto, siempre hay uno que queda atrapado. Pasamos de juegos sin definición a una cantidad de detalle que roza el realismo.
Un nuevo mundo que cada día se hace más fuerte y promete nuevas opciones con lo último de la tecnología. El juego, un negocio para divertirse.
