Hace 2.500 años, el General chino Sun Tzu escribió uno de los más importantes textos clásicos: El arte de la guerra. A pesar de la antigüedad del texto, parece que fue escrito ayer. Este pequeño libro es un tratado de estrategia militar, pero lleno de consejos cotidianos, entendiendo la naturaleza de los conflictos, analizar y evaluar las alternativas.
“El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando es capaz de atacar, ha de aparentar incapacidad; cuando las tropas se mueven, aparentar inactividad. Si está cerca del enemigo, ha de hacerle creer que está lejos; si está lejos, aparentar que se está cerca. Poner cebos para atraer al enemigo”.
Una madrugada de septiembre del año 1683 comienza la batalla de Kalhenberg donde el ejército otomano sitia Viena. Esta ciudad estaba rodeada por una muralla, y el ejército rival comienza con la excavación de túneles para tomar por sorpresa a los vieneses y así sumar una victoria más a su conquista europea.
Toda la población vienesa se encontraba durmiendo a la hora del ataque a excepción de los panaderos, que se encontraban trabajando. Ellos escucharon los ruidos propios de la construcción y dieron el alerta al ejército quien organizó a sus tropas para más tarde, terminar ganando la batalla.
Por esta acción, los panaderos fueron recompensados por el emperador, llevando el honor de poder cargar espadas en su cinto. Algo que, hasta ese momento, únicamente personas con rango militar podían cargar. En agradecimiento a este gesto, los panaderos crearon dos panes. Uno al que denominaron Leopoldo, en honor al emperador del momento y otro, al que se llamó “halbmond” que significa medialuna en alemán. Este particular forma dada al pan, fue elegida como burla ante el emblema que llevaban los otomanos en su bandera, una luna en cuarto creciente.
Panadería y propaganda anarquista
¿Alguna vez te detuviste a pensar sobre los nombres que llevan los productos en la panadería?
En la segunda mitad del siglo XIX a pesar de haber sancionado nuestra primera constitución en 1853, la estabilidad del país era muy frágil. Las clases bajas y medias desconfiaban de los políticos argentinos al considerarlos corruptos. A su vez, la amenaza de la inflación siempre estaba vigente. Por otro lado una gran ola de inmigrantes, en su mayoría procedentes de Italia y España, llegaba a suelo argentino en busca de una nueva vida. Por supuesto uno nunca está solo, también tiene sus pensamientos, y particularmente el movimiento anarquista se estaba expandiendo en Europa y llegó para asentarse en territorio porteño. El anarquismo se caracterizó por buscar métodos masivos de comunicación haciendo sus manifiestos en diarios o marchas, y esta vez tenían un plan singular.
El 4 de agosto de 1887 fue fundado el sindicato de panaderos en Argentina por militantes anarquistas. Diez días duró su primera huelga, la cual incluía reclamos por una mejora salarial y una jornada laboral de 8 horas. Como parte del plan surgió la mejor forma que hacer llevar un mensaje a través de algo que se consuma todo los días. Al volver a la actividad, los panaderos se burlaron de las autoridades del momento renombrando cada uno de sus productos. Cañoncitos y bombas por las fuerzas militares, vigilantes en mención a la policía, bolas de fraile, suspiros de monja y sacramentos en referencia a la Iglesia
El mejor lugar para esconder una gota es e l océano, un pino en un pinar y ahora también sabemos que mensajes llenos de burla e ironía se esconden desde hace muchos años en nuestros desayunos y meriendas.