En la historia Argentina nos encontramos con personas destacadas que por sus acciones luego se transformaron en próceres. Hoy recordamos a un muchacho rubio, de ojos celestes, admirador de la moda y vestimenta europea, además de ser un gran lector con una constante curiosidad intelectual y admirador de las lenguas vivas. Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano.
Tenía un nivel básico de inglés, el cual le permitió leer de primera mano a Washington y entablar una simpatía con el republicanismo. A su vez contaba con fluido de francés e italiano y le sirvió para acceder a los textos de Voltaire, Montesquieu, o el economista Ferdinando Galeani. Estos autores eran prohibidos por su carácter revolucionario, y Belgrano, gracias a un permiso papal, tuvo acceso. Otro texto importante que influyó en su vida fue la “Economía de las Naciones”, donde su autor, Adam Smith menciona que la riqueza de la nación está en el trabajo, y a su vez describe la división internacional del trabajo. Aquí algunas naciones debían ser productoras de materia prima y otras de manufactura. Belgrano toma alguna de estas ideas, y es uno de los primeros en referirse al cuidado ecológico, la riqueza del suelo y la rotación de cultivos e insiste en que nuestro territorio debía aprovechar las ventajas naturales y no debía exportar solo materia prima, sino manufactura.
Estudió dos años de filosofía y cuatro de instrucciones civiles en la Universidad de Oviedo, y ocasionalmente escapaba a examinarse a Salamanca y volvía a la ciudad de Oviedo. Otra universidad en la cual se formó fue en Valladolid. Aquí en 1789 se recibe con honores de Bachiller en Ley y gracias a ello, en 1790 el Papa Pio VI le otorga el permiso antes mencionado para poder tener acceso a libros heréticos y prohibidos de la época.
En 1794 regresa con sus ideas a la aburrida ciudad de Buenos Aires. Y la calificó con este adjetivo porque era una ciudad con pocas alternativas recreativas o de esparcimiento. Apenas tenía una plaza de toros y un teatro llamado «La Ranchería».
Se sabe que fue el creador de nuestra Bandera pero ¿y qué más?
– Participó comofundador y redactor del primer periódico del país el Telégrafo Mercantil, Rural, Político, Económico e Historiográfico del Río de la Plata
– En la Junta de Gobierno de 1796, plantea al Consulado establecer una compañía de seguros tanto para comercio marítimo como terrestre.
– El Éxodo Jujeño: El avance realista estaba cada vez más cerca, y Belgrano lleva adelante el plan de tierra arrasada, estrategia poco vista hasta ese momento, de llevarse todo y no dejar provisiones de ningún tipo. «Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres». Las alternativas no eran demasiadas: Eras parte del éxodo, o te fusilaban por traición.
– En el año de la revolución de 1810 es enviado a Paraguay y se lo recuerda por la derrota (Belgrano tampoco se salva de esa mala costumbre de hacer hincapié en los fracasos), pero poco se habla que en el campamento de Tacuarí redactó “El Régimen Político y Administrativo y Reforma de los 30 Pueblos de las Misiones”, considerado por Alberdi como una de las bases de la Constitución Nacional. Aquí establece la igualdad de derechos, propone la creación de escuelas, regulación del comercio, manejo de tierra, suspensión de pago de tributos, entre otras ideas revolucionarias para la época y tan común para nuestros días.
¿Cómo era la bandera que diseñó?
Cuando Belgrano manda a hacer la bandera con los mismos colores de la escarapela nunca aclara si ella debía ser celeste y blanca, o blanca y celeste, ni cuantas franjas debía tener. La bandera, ante la que se formaron los soldados de las baterías Libertad e Independencia para hacer su juramento de fidelidad, no era de tres franjas como la que tenemos en la actualidad, sino de dos franjas verticales, siendo la de la izquierda celeste y la derecha blanca.
La bandera de tres franjas se empezó a utilizar a partir de 1813. La más antigua se encuentra hoy en en el Museo Histórico Nacional. Fue hallada en 1883 en la capilla de Titirí, en la ciudad de Macha, Bolivia. Belgrano vivió en esta parroquia durante un tiempo mientras luchaba contra los realistas. Para que no cayeran en manos enemigas la bandera fue escondida. Pero por sorpresa, este símbolo nacional de tres franjas horizontales (celeste, blanco, celeste) no estaba sola. Junto a ella se encontraba otra bandera con sus tres franjas de color blanco, celeste, blanco. Según la investigación del museo ambas se utilizaban por ese entonces.
¿Se inspiró mirando el cielo para elegir sus colores?
Sí y no. La dinastía de los borbones estableció “La orden de Carlos III”, a partir de 1771 y comenzó a condecorar a personas destacadas. Las insignias de la orden son de color celeste y blanco, los cuales fueron tomados del cielo para representar el manto de la Inmaculada Concepción. En 1812 el Primer Triunvirato aprueba la escarapela celeste y blanca (no está muy claro de qué color eran las escarapelas usadas en la revolución de mayo, pero probablemente hayan sido blancas y el 25 les agregaron una cinta roja), y es muy probable que haya servido de inspiración para la creación de la bandera.
Nuestra bandera no siempre fue celeste y blanca
El congreso de Tucumán fue quién declara como símbolo nacional la bandera celeste y blanca. Esto tuvo un impasse durante el gobierno de Rosas que, tras un decreto, obligó a la población a usar un distintivo rojo, y sus opositores unitarios lo hacían con uno de color celeste. Para evitar confusiones, Rosas decidió oscurecer dos franjas y la bandera pasó a ser azul y celeste.
Recién en 1852, con la caída de Rosas, la bandera retoma sus colores del cielo. Hay un dato bastante curioso: en el año 1869 durante la presidencia de Sarmiento se autoriza a decorar casas y edificios con la bandera nacional en fechas patrias. Hasta ese momento estaba prohibido.
Olvidado en el día de su muerte
El 20 de junio del año 1820 Buenos Aires era un caos, tuvo tres gobernadores, aunque en hechos concretos, en realidad no tuvo ninguno ese día, y sumado a eso, durante tres días la Capital no tuvo Gobernador.
Olvidado y hundido en la pobreza, Belgrano es enterrado, con una lápida hecha con el mármol de la mesada de su hermano Miguel. Es conocida la historia donde la hermana de Belgrano le pagó al médico Joseph Redhead con un reloj de oro. Lo que poco se dice es que el Redhead quien lo acompañó desde 1812, fue alumno del Médico de Napoleón, Jean Nicolas Corvisart.
En épocas donde las noticias circulaban gracias a los periódicos como “La Gaceta”, sólo el diario “El Despertador Teofilantrópico”, dos meses después, el 22 de agosto de 1820 publicó la noticia del deceso a los 50 años de Manuel Belgrano.