«Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida»
Pablo Neruda
¿Alguna vez te preguntaste si el amor sirve para algo? Muchas veces, escuchamos que el amor puede salvarnos e inclusive, ante los momentos más duros de la vida, encontramos un sostén en una persona o en una actividad y sentimos que ello es el amor. Pero, ¿puede el amor sanarnos de una enfermedad crónica o quizás pagar nuestras deudas?
Hija de una cantante ambulante y un acróbata, Edith Gassion, más conocida como Edith Piaf; tuvo una dura infancia y sentía que el amor no la podía curar cuando, solo siendo una bebé, su madre la entregó a su abuela ya que era demasiado pobre como para brindarle lo elemental. Pero su abuela, que no estaba muy lejos de aquella realidad, la alimentaba con vino, porque no contaba con nada más para proporcionarle.
Theo Lamboukas, más conocido como Theo Sarapo era un peluquero, actor y cantante, nacido en París que, cuando Claude Figus, secretario de la famosa cantante Edith Piaf, le presentó a la artista, creyó que el amor podía conquistarlo todo. Con apenas 26 años, Theo Sarapo se casó con Edith Piaf, una mujer veinte años mayor que él.
Ambos, siendo cantantes, compusieron una canción llamada ¿Para qué sirve el amor? En ella mencionan que sin amor en la vida, sin sus tristezas y sus alegrías, viviríamos para nada.
Aun así, la sociedad no dejaba de hablar del amor, pero no de cualquier amor sino, el “amor” de Piaf y Theo. Muchos creían que él era un gigoló y se quería quedar con su herencia. Este rumor se hizo aún más latente cuando, un año después de su casamiento, Edith Piaf muere debido a una cirrosis avanzada.
Theo Sarapo, fue el único heredero de Piaf. Pero, la herencia no fue precisamente dinero sino, deudas. Ya que tras los problemas de adicción, Edith había quedado en bancarrota.
Theo, lejos de enojarse con su amada, se encargó de limpiar su nombre durante siete años y cuando pagó el último peso que debía la cantante, murió en un accidente de tránsito. Muchos aseguran que fue un suicidio.
Hoy, se encuentra enterrado junto a Piaf y su hija, Marcelle, fruto de la relación de Edith con Louis Dupont. En su epitafio yace la frase: El amor conquista todo.