Cuando imaginamos un encuentro perfecto, indefectiblemente nos remontarnos a la noche. Cómo si el día no fuera válido para que el sol ilumine nuestra cita. Hay tips que no deben faltar y que sabemos que no fallan. Una madrugada con los restos de una copa de Malbec, Prince y su Purple Rain sonando de fondo, y un sillón en el living no falla. Los sabemos. Lo sé. No hablemos de amor. Hoy no. Que sea sólo sexo. ¿Por qué no debería funcionar? A veces la noche perfecta no tiene que ver con el amor aunque reconozco que si lo incluimos puede llegar a convertirse en la mejor noche de nuestra vida.
Pero si falta el amor… ¿Por qué deberíamos pasarla mal? Si realmente somos libres qué pasa con el sexo entonces. No podemos mencionarlo o, en caso de hacerlo, nos miran como si fuéramos extrañas, como si estuviéramos haciendo algo mal. Nos enseñaron a no hablar de sexo, a no disfrutar. Cuando digo en mis escritos que soy rara me refiero a todo el sentido de la palabra. Hablar de sexo no debería ser un conflicto. Las mejores relaciones sexuales son esas que hablamos. En la que somos dueñas de nuestra cuerpo y podemos decir lo que queremos y lo que no. Y lamentablemente para muchos, pero a favor mío, soy una de ellas.
¿Es verdad que el hombre debe manejar la relación? No lo creo. Lo que sí pienso es que muchas mujeres necesitan la confianza total para poder decir de verdad, lo que le gusta sin sentirse avergonzadas.
Voy a decir que me molesta mucho que me digan la ropa que debo usar ese día. Considero que si respondiera con la realidad sería terrible, y siempre escapé de los conflictos. A mí también, a decir verdad, me gustaría que fueras de determinada manera pero en este momento te acepto como sos, con los defectos que ya conozco y que no me importan entonces no me digas cómo debería ser mi vestuario o mi cuerpo.
La previa del sexo es todo y algunos, sin embargo, no le dan importancia. Pero claro, la mujer siente que no debe cuestionar nada. Lástima que te encontraste conmigo y para mí… una noche perfecta incluye que todos disfrutemos. Hablar es clave pero a veces algunas amigas me dicen que no les parece decir algo en ese momento. Entonces en el sexo… ¿tampoco somos libres?
Vuelvo atrás, esta vez no hablemos de amor. Hablemos de sexo. Ya, a esta altura tener todo junto sería la gloria. ¿A qué le tenemos miedo? Las mujeres en los últimos años han ido ganando terreno a pesar de que todavía falta un largo camino para alcanzar los beneficios del hombre. Pero… ¿Por qué no hablar? Si algo no nos gusta deberíamos decirlo. Todas tenemos la capacidad de sentir pero tenemos casi la obligación de hablar porque no podemos pretender que el otro adivine las cosas. Cada hombre y cada mujer somos diferentes. Con algunos funcionan estrategias que con otros no. Hasta en eso debemos reinventarnos en cada relación. No me importa que dure una noche o el resto de mi vida, hay que conocer y escuchar al otro. Increíblemente es de las cosas que más me apasionan: saber lo que le gusta a esa persona y darme cuenta de que mis trucos a veces pueden fallar. Si somos adultos, lo que pase esa noche debería morir ahí. Y si los dos podemos “olvidarlo” para el resto… ¿por qué no deberíamos ser nosotros y dejar los prejuicios de lado?Ahora, que entiendo que el sexo debe ser hablado y recuerdo noches irónicamente para el olvido, pienso que si no aceptamos lo que somos en la intimidad… ¿cómo podemos pretender que el otro entienda lo que queremos?
Pasé por todos estos estados alguna vez y crecí. Ahí supe decir lo que quiero y lo que no. Todos deberíamos pasar esa noche igual de bien. A partir de eso, mis noches fueron mágicas porque yo hice todo para convertirlas en eso.
Aprendamos a hablar, a elegir, a pedir. Es un código que algunas veces sólo dura una noche. Lo importante es sentir que es una noche única para nosotras y para quien nos acompañe. No pensemos únicamente en nosotras pero sólo tampoco en los demás. TODOS somos parte.
Siempre hago apología de la libertad, sin embargo, nos falta soltar los grilletes en este tema. Estamos creciendo en tantos aspectos y todavía se cuestiona la actividad sexual de la mujer.
No me importa lo que digan. No pienso retroceder. Cuándo me preguntan si el sexo es importante para una relación, siempre voy a decir lo mismo: “obvio que sí”. Probablemente es el porcentaje más alto.
De todas maneras a veces, sólo a veces, necesito una charla y una taza de café para ser feliz.
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