La evolución de la sexualidad pareciera tener un carril propio, que permite establecer una velocidad diferente donde la sociedad se va moviendo rápidamente a un nuevo paradigma, no sólo en las manifestaciones sexuales, sino en los modos de goce y placeres que de base permiten definir una identidad.
Cuando hablamos de identidad pensamos automáticamente en quienes somos, y un concepto que necesitamos que nos defina, y suele resumirse en términos binarios de género. Pero hoy pareciera no ser suficiente y por eso se busca establecer con la misma presión que brinda la exclusión social, nuevos estándares de identidades como pueden considerarse los QUEER.
¿Pero qué es ser QUEER? Básicamente podemos pensar que es una persona que quiere ser identificada justamente por no identificarse.
Lo más interesante del término QUEER, es la resiliencia que estableció el movimiento, que nació desde el insulto o bien la manera despectiva con que se las denominaba por los años 90 a las personas incluidas en la comunidad de LGBT. Sin embargo una gran parte de los miembros tomaron un camino distinto y dieron nacimiento a la comunidad QUEER, que expone que no interesa lo raro, o la identificación sexual, y que para ser parte, no importa si somos homosexuales, heterosexuales, bisexuales, pansexuales, asexuales o cualquier denominación que se considere ser QUEER.
Significa algo más profundo que se refiere al interrogante de qué es ser normal. Es estructuralmente una decisión de ser una persona por fuera del mandato social y las consideraciones generales que se imponen para definir la «normalidad».
De esta forma es necesario entender a la comunidad QUEER, como una evolución del pensamiento social, una filosofía y una transformación social en materia de sexualidad, pero también como un cambio en la aceptación y el aprendizaje sobre los derechos de pensar una humanidad libre de prejuicios y que tanto daños hizo durante diferentes generaciones. Es pensar simplemente que eso que fue una vez un insulto, o una manera de describir a una persona y denominarla rara, hoy sería raro no pensar que podemos cambiar nuestra mente, y transformar un planeta más justo. Raro sería no darnos esa magnífica oportunidad de evolucionar.
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